Te encuentras en una de las plazas más hermosas de Florencia. ¿Dije hermosa? Quise decir, ¡esplendorosa! Lo que quieras, puedes encontrarlo acá. Es una plaza concurrida y activa llena de vida y con todo tipo de cosas bajo el ala de la gloriosa Basílica que ha estado vigilando toda la plaza, sus calles circundantes, sus puestos, sus residentes y sus visitantes desde el año 393. El mercado y sus puestos han existido desde la década de los 1400 al menos, pero es posible que los comerciantes ambulantes hayan estado viniendo aquí incluso antes.
De momento, creo que deberías saber un poco sobre San Lorenzo. San Lorenzo era un mártir cristiano, uno bastante especial en eso. Cuando el emperador romano Valeriano le pidió que fuera a buscar todas las riquezas de la Iglesia, Lorenzo le llevó a los ciegos, cojos, enfermos y pobres de la ciudad. El Emperador no tomó esto nada bien; en realidad, estaba muy ofendido y ordenó que Lorenzo fuera quemado vivo. Dicho y hecho. Sin embargo, Lorenzo era un hombre con mucha resistencia y, en cierto momento, mientras lo asaban vivo, susurró: “Dame la vuelta ahora. Estoy hecho de este lado”. O eso dice la leyenda.
Como puedes imaginar, un tipo así es muy popular en esta parte de Florencia, donde la gente puede ser un poco terrenal y cáustica, pero también muy generosa y cálida, como todos los verdaderos florentinos. Incluso cuando la estatua del Gran Capitano Giovanni dalle Bande Nere se irguió en 1850 (y que, como saben, se ha convertido en el símbolo de este vecindario), un tipo hizo una observación inteligente sobre el hecho de que la postura de Giovanni (la estatua está sentada) no era realmente la más apropiado para un “condottiero” o capitán de la fortuna. Esto fue lo que dijo el chico: “Pobre Giovanni, tan cansado de su largo viaje, tuvo que sentarse para descansar su trasero”.
De todos modos, si miras detrás de la estatua, puedes ver el Palazzo della Stufa, que pertenecía a una familia que recibió su nombre (“stufa” en italiano significa “calentador”) porque administraban los baños públicos de agua caliente. Los della Stufas ganaron mucho dinero porque, aunque los baños eran “públicos”, tenías que pagar para usarlos y los florentinos eran muy buenos para mantenerlos limpios. La familia era muy influyente en la ciudad y sus miembros a menudo eran elegidos para cargos públicos. También hay una pequeña calle muy estrecha llamada via della Stufa (donde el arquitecto y escultor Bartolommeo Ammannati vivió antes de su muerte) justo al lado de la Piazza San Lorenzo y donde hoy hay un baño público, uno de los pocos en Florencia.